Durante los últimos años, en un marco de crisis financiera y económica global, la llamada Ayuda Oficial al Desarrollo ha sufrido importantes cambios en términos de sus prioridades geopolíticas, territoriales y de sus flujos financieros. Existe una tendencia permanente de estancamiento en los montos de ayuda y la relación de éstos con el porcentaje del PIB de cada país sigue siendo inferior a las metas establecidas por la ONU del 0.7% del producto de cada país donante. En el ámbito territorial, las regiones de África, Asía y Medio Oriente continúan siendo las más priorizadas. América Latina y el Caribe continúa estando en una segunda prioridad. En términos geopolíticos, la AOD continúa siendo un medio de negociación y persuasión política, y los países más beneficiados son aquellos de interés político especialmente para Estados Unidos y Europa. La AOD ha sufrido un importante viraje en términos de cambiar su carácter humanista a temas más dirigidos a fortalecer relaciones comerciales e inversiones entre los países. En el ámbito de social, las OSC están percibiendo cada vez menos recursos financieros para implementar sus agendas de trabajo y especialmente, mayor dificultad para implementar temas relacionados con derechos. Son nuevos los referentes que en la actualidad están siendo priorizados, como el sector privado, las consultoras internacionales, las ONG trasnacionales, entre otros. La falta de espacios de consulta y participación en los procesos de debate y decisiones políticas en el marco de la AOD continúa siendo un desafío para las OSC. Existe un panorama desalentador al corto y mediano plazo.